Algunas veces la gente estaba más o menos informada y expresaban una opinión razonable sobre la barbaridad del conflicto. Otras veces se escuchaban los tópicos de siempre, que si los árabes son sucios, terroristas, analfabetos y un peligro para nuestra civilización y que no merecen estar en Palestina. Otros en cambio pensaban que los judíos son unos sucios imperialistas al servicio de los Estados Unidos, usureros y mentirosos y que por supuesto tiene que ser expulsados de Palestina. Lo peor de todo era escuchar a aquella gente que desde un bando u otro se alegraba de las víctimas del bando contrario como si se tratara de una victoria deportiva.
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